14 DE DICIEMBRE DE 2013
RUTA DE LOS PUENTES DEL LÉREZ (FORCAREI-PONTEVEDRA)


Distancia:15 km
Duración de la ruta: 4 horas y media
Dificultad: Media-La dificultad se puede incrementar dependiendo del estado de los ríos en esta época del año.
Descripción de la ruta:

Se trata de una bella ruta que discurre en paralelo a uno de los ríos más afamados de la provincia de Pontevedra: el río Lérez, y que rinde culto a los 40 puentes que, desde muy antiguo, cruzaban dicho río sirviendo de vía de comunicación en toda esta tierra.

A lo largo de la ruta, tendremos la ocasión de disfrutar de los encantadores parajes naturales que el río Lérez va esculpiendo entre los fantásticos bosques de ribera, atravesando varios de los citados puentes como A Ponte Vella de Andón, Ponte da Carballa, Ponte do Crego, Ponte Maril, Ponte de Gomaíl, etc.

Además, veremos un impresionante conjunto de molinos tradicionales dispuestos por todo el recorrido (unos 12), la mayoría abandonados,y que constituyen una importante muestra de arquitectura tradicional de la zona, ilustrando uno de los oficios más presentes en la zona hace años, el del molinero. En el municipio de Forcarei existen unos 287 molinos, de los cuales 118 estuvieron aún en activo hasta la década de los 70.

Por último, veremos algunos elementos históricos importantes como el Monasterio de Aciveiro (s. XII), declarado Monumento Histórico-Artístico, y que fue uno de los monasterios más importantes de Galicia.

El Lérez es uno de los ríos más hermosos de toda la provincia de Pontevedra. Según la leyenda, aguas abajo de este puente, existe una mora llamada Loureiriña que peina sus cabellos empleando el río como espejo.

Iniciamos esta hermosa ruta desde delante mismo del Monasterio de Santa María La Real de Aciveiro, auténtica joya medieval de la orden cisterciense construido a principios del siglo XII bajo la tutela del rey Alfonso VII y actualmente rehabilitado como establecimiento hotelero singular y de lujo. Fue uno de los más importantes en la Edad Media. Está declarado Monumento Histórico-Artístico desde el año 1931 y también se halla catalogado como Bien de Interés Cultural.

El monasterio se estableció sobre unos terrenos ocupados por un gran bosque de acebo (acivro), del cual viene el topónimo Aciveiro y los numerosos acebos que persisten en esta sierra. Actualmente se encuentra rehabilitado y convertido en un selecto establecimiento hotelero, conservando perfectamente la iglesia románica con fachada barroca y la distribución original de las demás dependencias, organizadas en torno al claustro. El monasterio se funda en 1135 con el patrocinio de Alfonso VII, último rey de Galicia, que le asignó la jurisdicción de grandes extensiones que le llevó a ser uno de los más importantes de la Galicia medieval. Su dominio llegaba hasta los límites de los monasterios de Melón y Oseira, hasta que finalmente, la desamortización de 1835 provocó su exclaustración y abandono posterior.

Después de contemplar el extraordinario conjunto monacal, comenzamos a caminar por la carretera hacia el Lugar de O Forno, llegando en la primera curva a la Ponte Vella do Forno, obra de los frailes fundadores del monasterio de Aciveiro. Sin atravesar el puente, salimos de la carretera y pasamos por debajo de la Ponte Nova das Codeseiras, que se halla cerca de la Ponte Vella das Codeseiras construída en tiempos de la II República. Tras atravesar un prado, entramos en un tramo auténticamente fantástico, en paralelo al río y completamente absorbidos en un hermoso bosque de ribera. Al poco rato, pasamos por delante del primer molino de la ruta, situado en un lugar muy bello, a orillas del Lérez, conservando aún parte de la maquinaria para su funcionamiento.

Salimos del bosque, y alcanzamos la aldea de Andón, que atravesaremos para dirigirnos de nuevo al río. Al llegar a este, veremos la Ponte Vella de Andón, joya medieval construída en el siglo XV por iniciativa del abad San Gonzalo das Penas y que servía para la comunicación del monasterio con el valle del Umia y con la ciudad de Santiago de Compostela.

Pasamos un área recreativa y cruzamos la carretera por las proximidades de la Ponte Nova de Andón, comenzando a subir hacia las partes altas de la sierra. Todo este tramo discurre por zonas de monte bajo, divisando amplias vistas de toda la comarca y de la sierra de Candán, lugar protegido incluído dentro de la Red Natura.

Después de este tramo, fácil y de buen caminar, descendemos de nuevo hasta el río, comenzando el auténtico itinerario algo más complejo, que discurre siempre pegado al río por un a veces estrecho sendero de pescadores y con diversas subidas y bajadas en algunos tramos.

Primero llegamos a la Ponte da Carballa, erguida en los años de la II República con el trabajo comunitario de los vecinos y con la ayuda del Ayuntamiento de Forcarei. Continuamos en paralelo al río, atravesando algunos bosques de ribera de gran belleza, con el rumor del río como única compañía. Comienzan a sucederse los molinos que poblaban toda esta zona, a uno y otro lado del río y en distinto estado de conservación, generalmente abandonados.

Alcanzamos la Ponte do Crego, vinculado a la hermosa leyenda de la rubia Loureiriña, que bajaba del cercano castro de Loureiro y se les aparecía a los viandantes. Este puente también se atribuye al abad San Gonzalo das Penas de Aciveiro.

Seguimos pasando delante de diversos molinos hasta llegar al campamento juvenil de Ponte Maril, donde también se halla otro molino en buen estado y la Ponte Maril, que antaño servía para comunicar los pueblos de Espindo y Loureiro.

Aún nos quedan ver 3 molinos más hasta llegar a los restos del antiguo Batán da Ponte, ingenio mecánico de madera que servía para compactar la lana de mantas y prendas de vestir, para que la ropa aislase mejor del frío y fuera más resistente a la lluvia. Para compactar la lana, la ropa era batida por dos grandes mazos movidos por una corriente de agua. Las mantas se golpeaban mojadas durante 3 o 4 días para luego enrollarlas en un palo y ponerlas a secar al aire cerca de la lareira. Los bataneiros cobraban su trabajo por varas de tejido tratado. En Galicia, en el siglo XVIII, existían un mínimo de 166 batanes. Antes de la existencia de dichos batanes dicha labor de compactado de la lana se hacía totalmente a mano.

Cerca del batán, se halla la Ponte do Batán, otro de los puentes que cruzan el Lérez, por el que pasaban los canteros de Montes camino de Compostela. Y, algo más adelante, pasamos debajo de la Ponte Nova de Forcarei, más moderna.

Seguimos el recorrido por un tramo algo incómodo en el cual, si el río va con mucha agua, podemos tener problemas de vadeo en algun tramo. Pasamos por delante de dos molinos más y llegamos a la Ponte Gomaíl, uno de puentes más bonitos de todos cuantos atraviesan el Lérez en este municipio, del siglo XV, en permanente hermandad con el verde paraje que lo envuelve.

Desde aquí no queda más que subir por un claro camino hasta alcanzar la aldea de Gaxín, donde acaba este bello recorrido por el Lérez y el municipio de Forcarei.

LOS PUENTES DEL LÉREZ

De los cuarenta puentes que cruzan el Lérez, veintitrés se hallan en el municipio de Forcarei, y dieciséis se asientan en la parroquia de Aciveiro. El primero que encontramos es el conocido como Pontiña vella da Noveliza, tras el cual aparece a Ponte do Naval Novo, en la misma aldea. Aparece después a Ponte da Barreiriña.

Le sigue a Ponte do Atranco Grande, surgido en el siglo XVI, arropado por alisos y abedules. A Ponte dos Portos, ya en el lugar de Rochela, les servía a los vecinos de este lugar para acceder al Candán, Grobas o Millerada. También en Rochela encontramos la llamada Ponte do Carballo, a la que dio nombre un grueso roble que permanece a su lado. Las aguas del río ya comienzan aquí a tener fuerza, y las pontellas y pontillóns comienzan a convertirse en verdaderos puentes firmes. Si seguimos el río encontramos el primer molino de su curso, que los de Rochela llaman muíño de Riba, al cual se accede por un puente con su mismo nombre. Un poco más abajo encontramos otro molino, el llamado muíño de Baixo, y el puente llamado Ponte de Tras da Vela, de dos vanos con tajamar.

Llegan luego los conocidos como a Ponte Vella y a Ponte Nova do Rabelo, que unen las aldeas de Forno y Vilaverde con la de Andón, y enseguida aparece el más antiguo de la zona, a Ponte da Fraga ou do Forno, obra de los frailes fundadores del monasterio de Aciveiro, probablemente anterior a este, y a cuya orilla surgirían posteriormente los lugares de Forno, Vilaverde y o Cotiño.

El siguiente en el recorrido, a Ponte Nova das Codeseiras, se hizo realidad en el año 1933, junto con la carretera de Ventas de Narón a Folgoso, obra de la II República. No muy alejado de este puente se encuentra el Pontillón do Porto das Buratas, obra de uno de los mejores canteros de Aciveiro, Francisco Doval Viéitez.

Volvemos luego a encontrar otro molino, con un puente que lo sirve sólo a el, a Ponte das Brañas, y, en el límite de la feligresía aciveirense, los dos puentes de Andón, a Ponte Vella, verdadera obra maestra del Románico popular ejecutada cuando San Gonzalo das Penas era abad del monasterio, en el siglo XV, y a Ponte Nova, que une Aciveiro con la carretera de Forcarei a Silleda.

Ya en la parroquia de Dúas Igrexas, a la cual entra el Lérez por los pueblos de Quintelas y Valiñas, se encuentra a Ponte da Carballa, que tiene nueve vanos y dieciocho metros de largo, erguida también en los años de la II República, con el trabajo comunitario de los vecinos y con la ayuda del Ayuntamiento de Forcarei, que también la prestaría para construir el conocido como Ponte de Valiñas. Y despidiendo esta parroquia está a Ponte do Crego, vinculado a la hermosa leyenda de la rubia Loureiriña, que bajaba del cercano castro de Loureiro y se les aparecía a los viandantes. Este puente también se atribuye a San Gonzalo das Penas de Aciveiro.

Otros cuatro puentes atraviesan el Lérez en su paso por la parroquia de Forcarei: a Ponte de Xulián, que se derrumbó y tuvo que ser reconstruida; a Ponte Maril, que hoy sirve de entrada al Campamento juvenil que lleva el mismo nombre que el puente y que antaño servía para comunicar los pueblos de Espindo y Loureiro; a Ponte do Batán, por el que pasaban los canteros de Montes camino de Compostela, y a Ponte Gomaíl, el más hermoso puente de todos cuantos atraviesan el Lérez en el municipio, en permanente hermandad con el verde paraje que lo envuelve.

Cerca de todos los puentes encontraremos también, como vestigios de la era pretecnológica, un sin número de molinos hidráulicos en atractivos lugares del río.



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